La frágil tregua que reinaba en
Asia se ve amenazada nuevamente por el conflicto entre China y Japón por el
control del Mar de China Meridional. Los desacuerdos comenzaron en la noche del
lunes, cuando se inauguró la VII cumbre de Asia del Este en Camboya; en la que
participan las potencias del sudeste asiático y Estados Unidos.
En
la primera reunión el presidente japonés, Yoshihiko Noda, afirmó que durante
una reunión, previa a la cumbre, de la Asociación de Naciones del SudesteAsiático (ASEAN) se decretó que se le exigiría a China que se siente a dialogar
sobre el control del Mar Meridional para así evitar que las tensiones
desemboquen en un conflicto armado.
Por
su parte Camboya expresó, a través de un comunicado de su Ministerio de
Relaciones Exteriores, que “durante la cumbre no se tratará durante el asunto
del Mar de China Meridional, por decisión de los países que componen la ASEAN”.
A raíz de esto el presidente filipino, Benigno Aquino, negó el comunicado y
desconoció el acuerdo mencionado.
El mandatario
del país nipón acusó a Camboya de no ser más que un títere de los chinos y afirmó:
“Japón es una nación soberana y como tal puede solucionar sus conflictos a
través de métodos no diplomáticos, con tal de salvaguardar su soberanía”.
El
reelecto presidente estadounidense, Barack Obama, quien concurrió a la cumbre
afirmó que un conflicto chino-japonés rompería la estabilidad de la región de
Asia y el Pacífico, trayendo graves consecuencias económicas para quienes
transitan las aguas de ese océano con fines comerciales, entre los que se
encuentra el país norteamericano.
Si
bien el clima de tensión se había disipado desde que el gobierno de Yoshihiko
Noda, le compró a China las islas de Senkaku o Diaoyu, la VII cumbre de Asia
del Este parece que generará más conflictos que soluciones.
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