La mayoría de los inmigrantes buscan llegar a países como Alemania, Holanda y Gran Bretaña, ya que son los países económicamente superiores dentro de la Unión Europea. Bélgica, por su cercanía a la isla y su gran cantidad de puertos, fue destino de varios miles de sirios que buscan llegar a su destino. Al verse desbordados todos los servicios, olas xenófobas comenzaron a aflorar por el país flamenco.
"Hace falta un campo como Guantánamo, pero sin tortura, para los inmigrantes ilegales", sostiene Leopold Lippens alcalde de Knokke un pueblo costero belga, lindante con Francia.
Si bien Bélgica aprobó en la jornada de ayer una ley para contener a los inmigrantes en las fronteras, recién hoy se puso en marcha el operativo que trasladará a más de 10 mil policías a las límites del país con Francia, Holanda y Luxemburgo. La finalidad no es la de evitar que pasen por el territorio belga, sino más bien el de asegurarse que no permanezcan en este durante mucho tiempo.
"La Policía no es totalmente eficiente. Hay tres millones de musulmanes que quieren llegar a Europa. Supongamos que tienen tres hijos. Serán más de 20 millones en 20 años y un día en el futuro serán 100 millones. No queremos eso. Deberíamos habernos quedado en una Unión Europea de nueve países y cerrado las fronteras", sentencia Lippens.
El conflicto sirio y su consecuente ola migratoria llega en el peor momento de Europa. Las bolsas que siguen en caída libre, la falta de empleo alcanzó máximos históricos y la falta de producción de bienes, generan que los ciudadanos europeos se vuelvan más conservadores, rechazando así cualquier inmigración posible dentro de su continente. A tal punto ha llegado esa violencia hacia los extranjeros, que muchos sospechan que el incendio en un hospital-albergue alemán, fue generado por los propios ciudadanos de esa localidad.
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